Que los planes no se conviertan en papel picado

11/12/2018

Escrito por Jose Garrido – Lecca, CEO Grupo TDM


Los directorios de las compañías deben velar por que sus planes favorezcan la cultura empresarial, para evitar que caigan en el vacío.


Años atrás existía en Lima una clásica tradición: el 31 de diciembre en muchas empresas se picaban los papeles del año que terminaban y luego se lanzaban por las ventanas.


Más allá de la insalubre práctica, cabe preguntarse cuántos de esos documentos estarían relacionados con planes y propósitos que se establecían 365 días antes, en un legítimo interés de guiar la organización hacia nuevos destinos.


El recuerdo nos sirve para reflexionar acerca del cierre del año, tiempo en el que nos llenamos de planes y los convertimos en pesados documentos que deben, finalmente, ser aterrizados en el día a día por los colaboradores, haciendo tangible así la cultura empresarial.


Y si hablamos de esta cultura y del impacto que tienen en los resultados de la empresa, necesariamente debemos hablar de las personas, de sus legítimas aspiraciones, y de cómo estas pueden integrarse y adaptarse en pro de un objetivo común.


Aquí, el papel del directorio es fundamental. Este debe enfrascarse en tareas puntuales que, más allá de los discursos, deben materializarse en el día a día, y que se deberán convertir en un modelo y ejemplo a seguir por los miembros de la organización en general.


La facultad de compartir desde el directorio la cultura de la organización reduce incertidumbres y facilita la interpretación común, dejando claro lo que se quiere, crea continuidad, identidad colectiva y compromiso.


Un mensaje final para el 2019: que nuestros planes y proyecciones se conviertan en realidad pasa por cumplir una responsabilidad fundamental del directorio, ser un celoso guardián de que las estrategias y planes favorezcan a la cultura, no que vayan en contra de esta.


Esta es la delgada línea entre planes que se convierten en realidad y el papel picado a fin de año.